El mes pasado publiqué el artículo “Imaginar otros mundos posibles a través de la cultura popular” en la revista laU, donde abordo la importancia de la cultura popular a la hora de pensar y, eventualmente, llevar a cabo otras realidades más justas. Uno de los principales argumentos que articulan el texto señala la falacia, demasiada extendida últimamente, que establece una distinción fundamental entre lo cultural y lo material. Un axioma que ha emponzoñado el debate en torno a las luchas políticas que nos han tocado vivir. Otro argumento fundamental tiene que ver con la necesidad de interpretar la realidad en otras claves que no sean única y exclusivamente las que nos marcan las racionalidades políticas hegemónicas. Tanto nos esforzamos en “desnudar” al neoliberalismo que eclipsamos sus alternativas. A continuación, un fragmento del texto:

La creación cinematográfica, televisiva, literaria y videolúdica nos interpela a ocupar determinadas posiciones sujeto ideológicas; unas que, a menudo incluso en contra de las pretensiones de sus creadores y promotores, refuerzan el statu quo. Quienes somos críticos con las racionalidades políticas neoliberales, sin pretenderlo, al insistir en la denuncia de sus mecanismos de explotación y violentación sobre la mayoría subalternizada, también estamos contribuyendo a oscurecer el horizonte de lo posible, a cerrar la imaginación sobre alternativas al modelo imperante. Debemos ser capaces de realizar un esfuerzo por pensar, especular y proponer, dentro de los mismos límites materiales y culturales en los que nos movemos, futuros posibles que dibujen los contornos de un orden social más justo, menos mezquino y mejor redistribuido.