El pasado 5 de junio de 2018, participé en la jornada “Cultura laboral, gamificación y videojuegos” organizada por el grupo de investigación MEDIUM de la Universitat Pompeu Fabra y ArsGames. La jornada forma parte del Ciclo Nomada Interuniversitario ArsGames, que busca promover el debate académico entre aquellos interesados en la investigación del videojuego a nivel cultural, artístico, político y social. Mi intervención tuvo lugar en la mesa redonda “Gamificación, videojuegos e ideología”, donde compartí espacio con Mercè Oliva de la Universitat Pompeu Fabra.
El título de mi intervención fue “La ontopolítica del videojuego: neoliberalismo, diseño de experiencias y videoludificación de lo social”. En ella expuse que la ontología social que promueve el videojuego surge del cruce de la hegemonía de las racionalidades políticas neoliberales con una ontología que entiende lo social como conjunto de experiencias diseñadas. La ontopolítica del videojuego es, por lo tanto, la de una realidad social marcada políticamente por el liberalismo avanzado (la libertad individual como forma de gobierno: empresario de sí mismo, responsabilidad individual o por colectivos concretos, sujetos activos y participativos, la distribución desigual de la riqueza, postfordismo, predominio de la economía financiera, etc.) y la producción y consumo de experiencias diseñadas que convierten cualquier aspecto de lo social —desde el trabajo a las relaciones interpersonales, pasando por la educación o el ocio— en algo que ha de ser memorable, cautivador, y en el que —como en el neoliberalismo— participemos de forma (pro)activa y con un carácter lúdico.
La principal consecuencia de esta ontopolítica del videojuego, de este cruce entre el neoliberalismo y una particular ontología de lo real como conjunto de experiencias diseñadas, es una creciente videoludificación de lo social.